martes, 21 de marzo de 2017

Carta de nuestro monitor Miguel (San Miguel y Jacarilla)




 ¿Quién es el alumno?

Como si fuera un niño me despierto cada Lunes y me preparo para ir a la escuela, ha pasado algún tiempo desde que abandoné el cole y ahora, aunque no dejo de formarme cuando acudo a las clases , voy asumiendo el rol de Monitor o Maestro como cariñosamente me llaman mis queridas chicas de las Escuelas de Mayores.

Maestro me llaman, el profesor… Cada Lunes desde hace unos meses llego corriendo a San Miguel de Salinas, con el café en la mano o con una pieza de fruta, gritando buenas tardes desde las escaleras para avisar de mi llegada y recibiendo a mis alumnas que llevan un rato esperando en la puerta, charlando y riendo, pues no hay día que les falte una sonrisa en la cara.
Entramos en el aula y mientras me tomo mi café charlamos y colocamos las mesas, esperando a que sea la hora de empezar y lleguen el resto de los compañeros, todos ellos se sientan y atienden esperando a ver qué les voy a contar, qué vamos a aprender y qué cosas vamos a hacer ese día, ellas siempre de buen humor hacen que el tiempo pase volando, supuestamente el profe soy yo, pero también soy yo el que más aprende.

Acabo las sesiones con un hasta luego recordándoles que nos vemos la semana siguiente, con algún chiste y el consejo del día. Colocamos las mesas, apagamos las luces y tras cerrar la puerta es inevitable volver a charlar con ellos antes de despedirme, porque siempre tienen más cosas que contar.

En Jacarilla es otra sensación,  también muy bonita, pues son pocas participantes, pero fabulosas. Normalmente la primera en llegar es Isabel que llega con su bicicleta o con su hija, la cual nos acompaña muchas veces, al igual que la nieta de Fina.

Realmente me siento en familia y me enorgullece haber tenido la suerte y la oportunidad de trabajar con ellas.

Hacemos todo tipo de actividades y ellas me cuentan sus cosillas y se me quejan aunque sea por vicio, nos reímos, aprendemos, pero como ya he dicho siento que soy yo quien más aprende.

Lo mejor de trabajar en la Escuela de Mayores es poder escucharlas y reírme con ellas, compartir todos los buenos ratos que pasamos y sentirme tan querido y apreciado como me han hecho sentir durante estos meses, saber que mi trabajo y el cariño con lo que lo hago sirve para tanto es lo que me hace levantarme con una sonrisa cada día pensando que de verdad construimos un mundo mejor en el que todos y todas tenemos un papel fundamental y somos irremplazables como personas.
Hoy escribo esto satisfecho y orgulloso de volver al cole, un cole donde todos somos los maestros y todos los alumnos, un cole donde no falta el buen humor y reina el cariño y el respeto.

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